La zona Montilla-Moriles ha alcanzado un nuevo mínimo histórico en su superficie de viñedo, a causa, fundamentalmente, de la falta de relevo generacional en el campo y de las vicisitudes por las que viene atravesando el sector del vino, agravadas, si cabe, por la incidencia del cambio climático sobre buena parte de los cultivos del sur de Europa.
Tras el incesante arranque de viñedos que viene registrando la zona Montilla-Moriles desde hace varias décadas, la superficie se sitúa en la actualidad en torno a las 3.800 hectáreas, según los datos aportados ayer por Asaja-Córdoba, cifra que contrasta con las 19.458 hectáreas que se computaban en el año 1978, máximo histórico del que se tiene constancia hasta la fecha. Desde entonces, el marco vitivinícola cordobés ha experimentado un descenso de la superficie de vid que supera el 80 por ciento, si bien desde el año 2012, el ritmo de los arranques de cepas ha experimentado cierta ralentización.
La mayor parte de los viñedos del marco Montilla-Moriles se siguen concentrando en el término municipal de Montilla, con alrededor del 35 por ciento de la superficie total de la Denominación de Origen Protegida (DOP). Le siguen Aguilar de la Frontera, Moriles, Montemayor y Cabra. Por su parte, la presencia de viñedo es testimonial en localidades como Fernán Núñez, Espejo o Doña Mencía.
En la actualidad, la DOP Montilla-Moriles engloba 18 municipios. De este modo, las localidades que conforman la Zona de Producción son Montilla, Moriles, Doña Mencía, Montalbán, Monturque, Nueva Carteya y Puente Genil, así como parte de los términos municipales de Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Espejo, Fernán-Núñez, La Rambla, Lucena, Montemayor y Santaella. La zona de crianza se completa, además, con el núcleo urbano de Córdoba capital.
Para ponderar el alcance del descenso del viñedo en la zona Montilla-Moriles, un estudio publicado en 2022 por Estudios Geográficos y elaborado por Rafael Garzón-García, Gema Florido-Trujillo y Rafael F. Vega-Pozuelo, investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), procedió a compararlo con el resto de zonas vitivinícolas de España.
Así, en el periodo comprendido entre 2010 y 2019, la reducción de la superficie vitícola en el conjunto de zonas de calidad diferenciada –incluyendo DOP– fue de un 5,35 por ciento, mientras que en Montilla-Moriles la caída fue del 19,8 por ciento –al pasar de las 6.001 hectáreas de 2010 a las 4.814 hectáreas de 2019–.
Junto con esta importante pérdida de superficie vitícola, la zona Montilla-Moriles también acusa una significativa disminución del número de viticultores, que se situaría en torno al 50 por ciento entre 2006 (cuando se contabilizaban 3.545 viticultores) y 2020 (con 1.775 viticultores censados por el Consejo Regulador).
"Las variables expuestas resultan bien elocuentes de la crisis que afecta al marco de Montilla-Moriles y a su DOP, al menos desde los años ochenta y noventa del pasado siglo", sostienen los autores de la investigación, si bien reconocen que la distribución de viñedos en pequeñas explotaciones puede contribuir a la paulatina reducción de viticultores.
En lo que respecta a las variedades negras, el balance ofrecido ayer por Asaja-Córdoba no es mucho mejor. Según Juan Manuel Centella, presidente de la Sectorial Vitivinícola, las uvas tintas prácticamente han desaparecido en la zona, donde quedarían apenas 100 hectáreas cultivadas, con una producción de unos 600.000 kilos de uva, que desciende año tras año, porque este tipo de cepas se siguen arrancando. "Los precios son desastrosos, en torno a los 40 céntimos por kilo de uva", reconoció el portavoz de la patronal agraria.
Las primeras uvas de color negro llegaron en 1973 al cortijo de El Caño en La Rambla. Allí, el técnico agrícola Francisco Solano Bellido decidió estudiar la aclimatación en la comarca de una treintena de variedades, al objeto de poder diferenciar en su sistema de plantación factores como la calidad, la producción y la época de maduración del fruto.
Dos décadas más tarde, la Cooperativa Nuestra Señora de la Aurora y la Cooperativa Agrícola La Unión comenzaron a trabajar con variedades de uva tinta en dos plantaciones experimentales situadas en el término municipal de Montilla. En la actualidad, ambas entidades molturan la mayor parte de la uva tinta de la comarca. Pero no solo se cosechan variedades tintas en el término de Montilla.
En Montemayor, las primeras plantaciones de esta clase de uva se realizaron en el año 2000, aprovechado las ayudas que la Unión Europea concedió para la reestructuración del viñedo. Así, la primera cosecha de variedades tintas en la Cooperativa San Acacio se pudo celebrar en el año 2002.
La vendimia 2024 en el marco Montilla-Moriles vuelve a ser "corta" en producción aunque con un buen estado sanitario del fruto. Así lo apuntó Asaja-Córdoba, tras la reunión de su Sectorial Vitivinícola para hacer balance de la nueva campaña en la zona.
"A escasos cinco días de terminar la vendimia en Montilla-Moriles, la producción está en 23 millones de kilos de uva, por lo que se estima una cosecha corta que, como mucho, igualará los 26 millones de kilos del año pasado", declaró Juan Manuel Centella, quien aseguró que las paseras también ofrecen datos similares a la campaña anterior, con alrededor de 10 millones de kilos destinados a la elaboración del vino dulce Pedro Ximénez.
"Ha sido una cosecha corta, pero de calidad excelente, aunque los precios se han quedado lejos de las expectativas que había, si bien, algo más altos que los anteriores, situándose entre 80 y 85 céntimos por kilo de uva por parte de las cooperativas y en torno a 70 céntimos en las bodegas", desveló el presidente de la Sectorial Vitivinícola.
Tras el incesante arranque de viñedos que viene registrando la zona Montilla-Moriles desde hace varias décadas, la superficie se sitúa en la actualidad en torno a las 3.800 hectáreas, según los datos aportados ayer por Asaja-Córdoba, cifra que contrasta con las 19.458 hectáreas que se computaban en el año 1978, máximo histórico del que se tiene constancia hasta la fecha. Desde entonces, el marco vitivinícola cordobés ha experimentado un descenso de la superficie de vid que supera el 80 por ciento, si bien desde el año 2012, el ritmo de los arranques de cepas ha experimentado cierta ralentización.
La mayor parte de los viñedos del marco Montilla-Moriles se siguen concentrando en el término municipal de Montilla, con alrededor del 35 por ciento de la superficie total de la Denominación de Origen Protegida (DOP). Le siguen Aguilar de la Frontera, Moriles, Montemayor y Cabra. Por su parte, la presencia de viñedo es testimonial en localidades como Fernán Núñez, Espejo o Doña Mencía.
En la actualidad, la DOP Montilla-Moriles engloba 18 municipios. De este modo, las localidades que conforman la Zona de Producción son Montilla, Moriles, Doña Mencía, Montalbán, Monturque, Nueva Carteya y Puente Genil, así como parte de los términos municipales de Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Espejo, Fernán-Núñez, La Rambla, Lucena, Montemayor y Santaella. La zona de crianza se completa, además, con el núcleo urbano de Córdoba capital.
Para ponderar el alcance del descenso del viñedo en la zona Montilla-Moriles, un estudio publicado en 2022 por Estudios Geográficos y elaborado por Rafael Garzón-García, Gema Florido-Trujillo y Rafael F. Vega-Pozuelo, investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), procedió a compararlo con el resto de zonas vitivinícolas de España.
Así, en el periodo comprendido entre 2010 y 2019, la reducción de la superficie vitícola en el conjunto de zonas de calidad diferenciada –incluyendo DOP– fue de un 5,35 por ciento, mientras que en Montilla-Moriles la caída fue del 19,8 por ciento –al pasar de las 6.001 hectáreas de 2010 a las 4.814 hectáreas de 2019–.
Junto con esta importante pérdida de superficie vitícola, la zona Montilla-Moriles también acusa una significativa disminución del número de viticultores, que se situaría en torno al 50 por ciento entre 2006 (cuando se contabilizaban 3.545 viticultores) y 2020 (con 1.775 viticultores censados por el Consejo Regulador).
"Las variables expuestas resultan bien elocuentes de la crisis que afecta al marco de Montilla-Moriles y a su DOP, al menos desde los años ochenta y noventa del pasado siglo", sostienen los autores de la investigación, si bien reconocen que la distribución de viñedos en pequeñas explotaciones puede contribuir a la paulatina reducción de viticultores.
Las variedades tintas, al borde de la extinción
En lo que respecta a las variedades negras, el balance ofrecido ayer por Asaja-Córdoba no es mucho mejor. Según Juan Manuel Centella, presidente de la Sectorial Vitivinícola, las uvas tintas prácticamente han desaparecido en la zona, donde quedarían apenas 100 hectáreas cultivadas, con una producción de unos 600.000 kilos de uva, que desciende año tras año, porque este tipo de cepas se siguen arrancando. "Los precios son desastrosos, en torno a los 40 céntimos por kilo de uva", reconoció el portavoz de la patronal agraria.
Las primeras uvas de color negro llegaron en 1973 al cortijo de El Caño en La Rambla. Allí, el técnico agrícola Francisco Solano Bellido decidió estudiar la aclimatación en la comarca de una treintena de variedades, al objeto de poder diferenciar en su sistema de plantación factores como la calidad, la producción y la época de maduración del fruto.
Dos décadas más tarde, la Cooperativa Nuestra Señora de la Aurora y la Cooperativa Agrícola La Unión comenzaron a trabajar con variedades de uva tinta en dos plantaciones experimentales situadas en el término municipal de Montilla. En la actualidad, ambas entidades molturan la mayor parte de la uva tinta de la comarca. Pero no solo se cosechan variedades tintas en el término de Montilla.
En Montemayor, las primeras plantaciones de esta clase de uva se realizaron en el año 2000, aprovechado las ayudas que la Unión Europea concedió para la reestructuración del viñedo. Así, la primera cosecha de variedades tintas en la Cooperativa San Acacio se pudo celebrar en el año 2002.
Una vendimia "corta" pero de calidad "excelente"
La vendimia 2024 en el marco Montilla-Moriles vuelve a ser "corta" en producción aunque con un buen estado sanitario del fruto. Así lo apuntó Asaja-Córdoba, tras la reunión de su Sectorial Vitivinícola para hacer balance de la nueva campaña en la zona.
"A escasos cinco días de terminar la vendimia en Montilla-Moriles, la producción está en 23 millones de kilos de uva, por lo que se estima una cosecha corta que, como mucho, igualará los 26 millones de kilos del año pasado", declaró Juan Manuel Centella, quien aseguró que las paseras también ofrecen datos similares a la campaña anterior, con alrededor de 10 millones de kilos destinados a la elaboración del vino dulce Pedro Ximénez.
"Ha sido una cosecha corta, pero de calidad excelente, aunque los precios se han quedado lejos de las expectativas que había, si bien, algo más altos que los anteriores, situándose entre 80 y 85 céntimos por kilo de uva por parte de las cooperativas y en torno a 70 céntimos en las bodegas", desveló el presidente de la Sectorial Vitivinícola.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO (ARCHIVO)
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