La Cooperativa Agrícola La Unión, que desde hace años desarrolla la mayor vendimia de toda Andalucía, hizo ayer suyo el refrán popular que proclama aquello de "el arbolito, desde chiquitito". Y, para ello, impulsó una multitudinaria jornada de Vendimia Infantil que, en su segunda edición, logró reunir a más de un centenar de niños y niñas de todas las edades con el objetivo último de inculcar entre los más pequeños el amor por la vitivinicultura y, de este modo, propiciar el necesario relevo generacional en un sector vital para la Campiña Sur Cordobesa.
Aunque la cita arrancaba oficialmente a las 10.00 de la mañana en las modernas instalaciones con las que la Cooperativa Agrícola La Unión cuenta en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, entre las calles Jaén y Río de la Hoz, la jornada de vendimia infantil arrancó varias horas antes para algunos de sus participantes.
Es el caso de los mellizos Daniel y Mario Jiménez González que, con tan solo 29 meses, se levantaron a las 7.00 de la mañana para integrarse en una cuadrilla que cosechaba uvas de la variedad autóctona, la Pedro Ximénez, en un viñedo de Cuesta Blanca, en el corazón mismo de la Sierra de Montilla.
Tras llenar sus pequeños remolques de racimos recién arrebatados a sus cepas, los hermanos Jiménez González pusieron rumbo hasta La Unión donde, acompañados por su familia y por el personal de la cooperativa, pesaron el fruto de su cosecha en una báscula para, posteriormente, verter los racimos en una tolva de pequeñas dimensiones, en la que se extrajo el mosto ante los curiosos ojos de los pequeños vendimiadores.
"Difícilmente conseguiremos un relevo generacional tan necesario para el mantenimiento de la vitivinicultura en Montilla si no dejamos que los más jóvenes conozcan nuestras tradiciones y entiendan la importancia de la defensa de los agricultores", afirmó convencido Francisco Fernández, director-gerente de La Unión, quien reiteró el compromiso de la cooperativa por "seguir sembrando entre nuestra juventud la semilla de mantener nuestro patrimonio, el que nos identifica, con una tradición antiquísima del cultivo de la vid y la elaboración de nuestros vinos generosos".
Por segundo año consecutivo, la entidad vitivinícola montillana –que el pasado 17 de julio dio el pistoletazo de salida a la primera vendimia de la Europa continental– contribuyó a esculpir un destino y a sembrar las semillas de un legado milenario. "Siempre tenemos presente que el cultivo de la vid y la recolección de la uva no son meros oficios, sino que representan, en realidad, el tejido que une el pasado con el futuro, las manos curtidas con las que empiezan a trazar sus propios liños", destacó el responsable de La Unión.
Este abrazo entre tradición y juventud representó, igualmente, un testimonio de continuidad y de pertenencia a una comarca en la que la Naturaleza y el hombre se han fundido en una particular simbiosis que tiene lugar en ese reino privilegiado situado en la Campiña Sur Cordobesa, entre el río Guadalquivir y las Sierras Subbéticas, un escenario excepcional de tierras albarizas, delimitado por su especial orografía, por su singular climatología y por su excepcionalidad geológica, que tiene bien a gala acoger una criatura líquida de excepcional valía.
Como no podía ser de otro modo, la II Vendimia Infantil no se limitó a una experiencia educativa, ya que los operarios de la cooperativa invitaron a los más pequeños a oler, a tocar y a escuchar la esencia de la vinificación del mosto, ese líquido dorado que guarda los secretos del fruto y que se decantaba, por arte de magia, tras ser prensado en el lagar experimental, que custodiaba con una sonrisa Juan José Cabello Márquez, vicepresidente de La Unión.
La jornada se acompañó de un desayuno molinero en el que todos los participantes pudieron disfrutar de los extraordinarios aceites de oliva virgen extra de la cooperativa montillana, en los que se fusionan los aromas de la tierra y la ilusión por un trabajo bien hecho en toda una danza gustativa. De este modo, el pan y el aceite de oliva virgen extra, el alimento que engrasa los sueños, se compartió en comunidad, como el relevo generacional que se siembra en la cooperativa.
Como colofón a esta actividad, Francisco Fernández anunció ayer la organización de un concurso de dibujos y de relatos sobre esta jornada de Vendimia Infantil con la idea de "formar el relevo, cultivar la pasión y garantizar que las vides de Montilla-Moriles nunca se quiebren bajo el peso del tiempo".
Desde su fundación en 1979 por un grupo de agricultores impulsados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA), la cooperativa agrícola La Unión ha experimentado un notable crecimiento que le ha llevado a desarrollar la mayor vendimia de toda Andalucía, lo que propicia una producción media de unos 10 millones de litros de vino blanco, 1,5 millones de litros de vino tinto y alrededor de tres millones de kilos de aceite de oliva.
El constante aumento de socios, junto con la creciente producción de aceite y vino, animaron a la entidad a construir unas nuevas instalaciones en la calle Río de la Hoz, en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, sobre una parcela de 35.000 metros cuadrados y con una extraordinaria capacidad de almacenamiento.
Asimismo, junto al domicilio principal de la cooperativa, situado en la Avenida de Italia, la entidad dispone de otro local enclavado en la calle Juan Colín, sobre una parcela de 6.000 metros en la que, además de almacenar vino y aceite, se ha dado cabida durante años a numerosas culturales y recreativas de la localidad, en un salón de actos de más de 1.000 metros cuadrados.
Aunque la cita arrancaba oficialmente a las 10.00 de la mañana en las modernas instalaciones con las que la Cooperativa Agrícola La Unión cuenta en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, entre las calles Jaén y Río de la Hoz, la jornada de vendimia infantil arrancó varias horas antes para algunos de sus participantes.
Es el caso de los mellizos Daniel y Mario Jiménez González que, con tan solo 29 meses, se levantaron a las 7.00 de la mañana para integrarse en una cuadrilla que cosechaba uvas de la variedad autóctona, la Pedro Ximénez, en un viñedo de Cuesta Blanca, en el corazón mismo de la Sierra de Montilla.
Tras llenar sus pequeños remolques de racimos recién arrebatados a sus cepas, los hermanos Jiménez González pusieron rumbo hasta La Unión donde, acompañados por su familia y por el personal de la cooperativa, pesaron el fruto de su cosecha en una báscula para, posteriormente, verter los racimos en una tolva de pequeñas dimensiones, en la que se extrajo el mosto ante los curiosos ojos de los pequeños vendimiadores.
"Difícilmente conseguiremos un relevo generacional tan necesario para el mantenimiento de la vitivinicultura en Montilla si no dejamos que los más jóvenes conozcan nuestras tradiciones y entiendan la importancia de la defensa de los agricultores", afirmó convencido Francisco Fernández, director-gerente de La Unión, quien reiteró el compromiso de la cooperativa por "seguir sembrando entre nuestra juventud la semilla de mantener nuestro patrimonio, el que nos identifica, con una tradición antiquísima del cultivo de la vid y la elaboración de nuestros vinos generosos".
Por segundo año consecutivo, la entidad vitivinícola montillana –que el pasado 17 de julio dio el pistoletazo de salida a la primera vendimia de la Europa continental– contribuyó a esculpir un destino y a sembrar las semillas de un legado milenario. "Siempre tenemos presente que el cultivo de la vid y la recolección de la uva no son meros oficios, sino que representan, en realidad, el tejido que une el pasado con el futuro, las manos curtidas con las que empiezan a trazar sus propios liños", destacó el responsable de La Unión.
Este abrazo entre tradición y juventud representó, igualmente, un testimonio de continuidad y de pertenencia a una comarca en la que la Naturaleza y el hombre se han fundido en una particular simbiosis que tiene lugar en ese reino privilegiado situado en la Campiña Sur Cordobesa, entre el río Guadalquivir y las Sierras Subbéticas, un escenario excepcional de tierras albarizas, delimitado por su especial orografía, por su singular climatología y por su excepcionalidad geológica, que tiene bien a gala acoger una criatura líquida de excepcional valía.
Como no podía ser de otro modo, la II Vendimia Infantil no se limitó a una experiencia educativa, ya que los operarios de la cooperativa invitaron a los más pequeños a oler, a tocar y a escuchar la esencia de la vinificación del mosto, ese líquido dorado que guarda los secretos del fruto y que se decantaba, por arte de magia, tras ser prensado en el lagar experimental, que custodiaba con una sonrisa Juan José Cabello Márquez, vicepresidente de La Unión.
La jornada se acompañó de un desayuno molinero en el que todos los participantes pudieron disfrutar de los extraordinarios aceites de oliva virgen extra de la cooperativa montillana, en los que se fusionan los aromas de la tierra y la ilusión por un trabajo bien hecho en toda una danza gustativa. De este modo, el pan y el aceite de oliva virgen extra, el alimento que engrasa los sueños, se compartió en comunidad, como el relevo generacional que se siembra en la cooperativa.
Como colofón a esta actividad, Francisco Fernández anunció ayer la organización de un concurso de dibujos y de relatos sobre esta jornada de Vendimia Infantil con la idea de "formar el relevo, cultivar la pasión y garantizar que las vides de Montilla-Moriles nunca se quiebren bajo el peso del tiempo".
Una entidad en constante crecimiento
Desde su fundación en 1979 por un grupo de agricultores impulsados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA), la cooperativa agrícola La Unión ha experimentado un notable crecimiento que le ha llevado a desarrollar la mayor vendimia de toda Andalucía, lo que propicia una producción media de unos 10 millones de litros de vino blanco, 1,5 millones de litros de vino tinto y alrededor de tres millones de kilos de aceite de oliva.
El constante aumento de socios, junto con la creciente producción de aceite y vino, animaron a la entidad a construir unas nuevas instalaciones en la calle Río de la Hoz, en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, sobre una parcela de 35.000 metros cuadrados y con una extraordinaria capacidad de almacenamiento.
Asimismo, junto al domicilio principal de la cooperativa, situado en la Avenida de Italia, la entidad dispone de otro local enclavado en la calle Juan Colín, sobre una parcela de 6.000 metros en la que, además de almacenar vino y aceite, se ha dado cabida durante años a numerosas culturales y recreativas de la localidad, en un salón de actos de más de 1.000 metros cuadrados.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: ALBA GONZÁLEZ / J.P. BELLIDO
REPORTAJE GRÁFICO: ALBA GONZÁLEZ / J.P. BELLIDO