Hace ya años que denunciamos las tropelías del sanchismo desde una postura progresista. Con la excusa de abanderar la cruzada contra los “herederos del Régimen”, hemos presenciado cómo el presidente del Gobierno ha aumentado su poder personal vendiendo el Estado en pedazos, así como extendiendo su control por las instituciones.
Los ciudadanos que se identifican con la izquierda política y, en especial, el progresismo moderado y más o menos coherente se sienten huérfanos. En especial, desde que se produjo el ascenso del sanchismo y se materializó la decepción de la sopa de letras podemita.
La actitud autoritaria y sin escrúpulos del Kennedy español y el rechazo a la derecha más rancia nos empuja a los brazos de un partido conservador condenado por corrupción. ¿No hay otra opción a este absurdo? ¿Deberíamos retirarnos de la esfera pública, incapaces de cambiar la deriva autoritaria del país?
Albert Camus vivió tiempos más oscuros que los nuestros. Entonces, escribió en El mito de Sísifo que las consecuencias del absurdo son la pasión, la libertad y la rebeldía. Son las tres palancas con las que abordar un mundo que nos arrastra a la oscuridad. Un corazón que se rebela con pasión y ansias de libertad. Un corazón que arde ante el absurdo en el que estamos sumidos.
Desconozco si Izquierda Española, el nuevo partido que ha surgido de la plataforma de los autodenominados ‘jacobinos’, puede servir de herramienta efectiva para combatir al sanchismo desde la izquierda. Lo que sí es seguro es que somos muchos los que renunciamos a bajar los brazos ante la tiranía.
Es hora de que gente joven tome la iniciativa, sin radicalismos y con posturas progresistas, sí, pero sensatas. Que los corazones que arden contra el despotismo encuentren una alternativa Una opción imperfecta, cierto, pero que es la mejor que tenemos en el momento presente.
Haereticus dixit
Los ciudadanos que se identifican con la izquierda política y, en especial, el progresismo moderado y más o menos coherente se sienten huérfanos. En especial, desde que se produjo el ascenso del sanchismo y se materializó la decepción de la sopa de letras podemita.
La actitud autoritaria y sin escrúpulos del Kennedy español y el rechazo a la derecha más rancia nos empuja a los brazos de un partido conservador condenado por corrupción. ¿No hay otra opción a este absurdo? ¿Deberíamos retirarnos de la esfera pública, incapaces de cambiar la deriva autoritaria del país?
Albert Camus vivió tiempos más oscuros que los nuestros. Entonces, escribió en El mito de Sísifo que las consecuencias del absurdo son la pasión, la libertad y la rebeldía. Son las tres palancas con las que abordar un mundo que nos arrastra a la oscuridad. Un corazón que se rebela con pasión y ansias de libertad. Un corazón que arde ante el absurdo en el que estamos sumidos.
Desconozco si Izquierda Española, el nuevo partido que ha surgido de la plataforma de los autodenominados ‘jacobinos’, puede servir de herramienta efectiva para combatir al sanchismo desde la izquierda. Lo que sí es seguro es que somos muchos los que renunciamos a bajar los brazos ante la tiranía.
Es hora de que gente joven tome la iniciativa, sin radicalismos y con posturas progresistas, sí, pero sensatas. Que los corazones que arden contra el despotismo encuentren una alternativa Una opción imperfecta, cierto, pero que es la mejor que tenemos en el momento presente.
Haereticus dixit
RAFAEL SOTO