Dado que Miguel Santiago tiene una excelente oratoria, las charlas con él se convierten en verdaderos aprendizajes en aquellos temas en los que está muy bien documentado, como es la historia de la Mezquita de Córdoba o de la propia ciudad. Y dada la extensión del encuentro que mantuvimos, me pareció adecuado que la segunda parte estuviera dedicada al libro que recientemente ha editado y que fue presentado en el mes de diciembre pasado en el Rectorado de la Universidad de Córdoba.
—Si te parece bien, podemos continuar tomando como tema tu último libro ‘La Córdoba Blanquiverde’ y que tiene por subtítulo ‘Un paseo por la ciudad de la Mezquita’. De modo similar a los dos anteriores, cuéntanos de qué va este trabajo en el que te has embarcado.
—Voy a explicar de manera lo más reducida posible su contenido. De entrada, quiero apuntar que el libro hace un recorrido por la historia andalucista de la ciudad de Córdoba; una historia, por desgracia, bastante desconocida por los propios andaluces y mucho menos conocida por el resto del Estado español. Precisamente, esta falta de conocimiento es la que me hizo escribir la obra, sobre todo, pensando en la juventud para contribuir a la conciencia de lo que somos: un pueblo con identidad histórica, identidad cultural e identidad política.
—¿Quién ha editado y cómo está estructurado el libro?
—Este trabajo ha sido editado por Utopía Libros. Con respecto a su estructura, tengo que apuntar que en él se invita a realizar un itinerario a través de diecinueve paradas de importante significación para la historia del andalucismo, desde el intento del Duque de Medina Sidonia, en 1641, de crear el reino independiente de Andalucía hasta la manifestación soberanista con motivo del 4 de diciembre de 2019, pasando por el Pacto Federal Andaluz de 1869, la II Asamblea Andalucista de marzo de 1919 presidida por Blas Infante, la Asamblea Andalucista celebrada en el Círculo de la Amistad en 1933 o la gran manifestación del 4 de diciembre de 1977 en la que participaron alrededor de 100.000 personas por las calles céntricas de Córdoba, para pedir una autonomía plena y el reconocimiento de Andalucía como nación soberana dentro del Estado español.
Cada hito presenta una redacción breve que se complementa en el último capítulo del libro titulado “Más Información”, con lo que pretendo una lectura rápida y cómoda para adquirir unos conocimientos básicos. En definitiva, una obra con una pedagogía que facilita el acceso de cualquier persona sin depender del nivel formativo que tengan.
—En la presentación en el Rectorado te acompañó Isidoro Moreno, un reputado antropólogo y gran conocedor de las raíces populares andaluzas. ¿Cuál ha sido su aportación en este trabajo con planteamientos pedagógicos?
—Tengo que apuntar que, efectivamente, Isidoro Moreno, catedrático de Antropología de la Universidad de Sevilla, no solo me hizo el prólogo si no que tuve el honor de que realizara la corrección de la obra. Por otro lado, es cierto que el libro termina ofreciendo una serie de actividades pensando en el alumnado de Educación Secundaria e, incluso, universitario, para que una vez terminado el recorrido estuviera complementado con una serie de propuestas que incidan en el conocimiento del andalucismo.
Esta es la razón por la que tengo esperanza de que el libro llegue a los centros educativos y ver a grupos de chavales recorriendo la Córdoba Blanquiverde. En el fondo, soy de los que piensan que solo si conocemos podemos llegar a amar.
—¿Por qué crees que conviene que seamos andalucistas, tal como sugieres en el subtítulo del libro?
—Antes de nada, debo apuntar que cada persona es de una familia y un lugar. El espacio, la tierra en que nacemos es fundamental para nuestro desarrollo. Nos aporta la manera de ser, la cultura; un medio ambiente determinado por su clima, vegetación, orografía… Un habla o unas hablas características de donde nacemos, en este caso las hablas andaluzas.
No podemos olvidar que somos un pueblo, el andaluz, caracterizado por su mestizaje debido a una historia riquísima. Fuimos la cuna de Tartessos, una de las provincias romanas más destacadas: la Bética. Nos convertimos en un imperio con al-Ándalus, llegando a ser el primer renacimiento europeo. Luego nos conquistó el reino de Castilla a partir del siglo XIII y comenzó nuestra decadencia, aunque no todo fueron sombras. Recordemos el siglo XVI en que Sevilla se convierte en la ciudad más importante de Europa. Sin embargo, el integrismo religioso y político de la monarquía castellana causó muchas muertes y expulsiones: los judíos en el siglo XV, los moriscos en el XVII, los gitanos fueron perseguidos en el XVIII. Esta política excluyente y genocida, no olvidemos la Inquisición que mató a miles de personas, nos desalmó y empobreció.
—Apuntas decadencia a partir de los Reyes Católicos. ¿Cuándo empieza el renacer o despertar de Andalucía?
—Entiendo que el siglo XIX nos trajo un despertar, por lo que empezamos a sentirnos ciudadanos por encima de súbditos y a reconocer nuestra historia y cultura. Así, en el año 1835 se celebró la Junta Suprema de Andújar, donde nos reconocemos como un pueblo soberano. A partir de ahí se va construyendo el andalucismo a lo largo de dos siglos.
En la Primera República se llegó a cristalizar el Estado Republicano Federal, que poco duró debido a los generales golpistas. Igual pasó con la Segunda República que, cuando estaba a punto de ser aprobado el Estatuto de Autonomía de Andalucía previsto para septiembre de 1936, el golpe fascista del 18 de julio lo impidió. Asesinando a miles de andaluces, entre ellos el gran poeta Federico García Lorca y al Padre de la Patria Andaluza Blas Infante, los dos con la firma de ejecución del “carnicero” de Sevilla, el general Queipo de Llano.
—Una vez que acaba la dictadura franquista y nos ubicamos en la democracia, ¿cuáles son los hitos más relevantes del andalucismo?
—Considero que las grandes manifestaciones que recorrieron las capitales andaluzas y otras ciudades como Barcelona supusieron un aldabonazo al andalucismo. Más de un millón y medio de personas salimos a la calle pidiendo soberanía y dignidad para que la plaga del empobrecimiento social que padecía, y sigue padeciendo, Andalucía terminase. Este hito forzó a cambiar la Constitución y convocar un referéndum el 28 de febrero de 1980 para que el pueblo andaluz determinase qué tipo de autonomía quería. Y, mayoritariamente, dijo: la plena, la del artículo 151 de la Constitución. Solo por este hecho de nuestra historia más reciente, Andalucía, el pueblo andaluz, demostró ser una nación o nacionalidad como recoge el Estatuto de Autonomía.
—¿Cómo crees que se puede dar voz al andalucismo y a las necesidades del pueblo andaluz en estos tiempos?
—Necesitamos tener nuestra propia portavocía en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento Europeo. Los partidos centralistas nunca atenderán con especial atención los intereses del pueblo andaluz. Cataluña, Euskadi, Galicia, incluso Canarias, son fundamentales para la gobernanza del Estado y de las necesidades de sus diferentes autonomías. Andalucía con 61 diputados no se oye, no se le tiene en cuenta. Los 61 diputados están a las órdenes de los intereses de los partidos mayoritarios.
En los últimos años vuelve a estar en auge el andalucismo, puesto que todos los partidos se suman a este carro menos el ultraderechista Vox. Hasta el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla se ha inventado el día de la bandera para festejar el 4D, cuando el 4D es el día soberano de la Nación Andaluza. Feminismo, Ecologismo, Laicismo, Andalucismo… todos hacen gala de ello, pero mucho me temo que son palabras huecas utilizadas para los intereses de los grandes partidos.
Por otra parte, está surgiendo un movimiento cultural muy interesante en torno al andalucismo: grupos musicales, artísticos… tienen el andalucismo por bandera. Muchos de ellos formados por gente muy joven. Ojalá pronto tengamos un partido andaluz lo suficientemente fuerte para que sea el portavoz y ejecutor de cara a solucionar los problemas de Andalucía.
—No quisiera que cerráramos esta charla sin hablar de las magníficas ilustraciones ha realizado ese gran ilustrador que es Goval. ¿Qué valor le concedes a que Goval te haya realizado tanto el dibujo de la portada como los 19 que aparecen en el interior, asociados a distintos lugares de la ciudad de Córdoba?
—Goval es un amigo que, si lo llamas, aunque no lo deje todo, responde. A mí me respondió cuando lo invité a que realizara las ilustraciones del libro Los Obispos de la Mezquita, que quedaron magníficas, con su buen hacer, su ironía y crítica en la que demuestra que “una imagen vale más que mil palabras”.
Aceptó participar en esta segunda invitación con el libro recién editado La Córdoba Blanquiverde. Anteriormente había conocido su colección de la Córdoba líquida y me gustó tanto que le propuse que ilustrase el libro con su colección. Se puso manos a la obra y han quedado unos dibujos excelentes, con su maestría única, que acompañan a cada hito andalucista. Es espectacular el del Puente Romano que recoge el momento de la manifestación de 2019 repleto de gente con sus banderas andaluzas, con las arbonaidas, que es la única ilustración con personas; estando ausentes en el resto de sus dibujos. Goval califica su participación en el libro como la encarnación de su Córdoba líquida.
Me siento muy satisfecho y agradecido por su colaboración en mis dos últimos libros, por lo que considero que es, prácticamente, coautor de los mismos.
—Aparte de que puede adquirirse el libro por internet, ¿en qué librerías de Córdoba se puede encontrar?
—Como bien dices, en internet se puede encontrar en cualquier plataforma. Además, se puede adquirir en cualquier ciudad a través de las librerías, supongo que la mayoría a través de pedidos previos. En Córdoba principalmente en la librería de la editorial Utopía Libros domiciliada en la plaza de las Beatillas, en el popular barrio de San Agustín. Editorial que con mucho cariño y acogida ha hecho posible que este libro vea la luz en un mes tan andalucista como diciembre de 2023.
—Para cerrar este grato encuentro, te cedo la palabra por si quieres añadir algo que no se haya dicho.
—Solamente, quisiera agradecerte, amigo Aureliano, la oportunidad que me das para asomarme a estos balcones de editoriales que recorren nuestra geografía, así como a Andalucía Digital por la publicación de esta entrevista que, finalmente, la hemos hecho en dos partes.
—Si te parece bien, podemos continuar tomando como tema tu último libro ‘La Córdoba Blanquiverde’ y que tiene por subtítulo ‘Un paseo por la ciudad de la Mezquita’. De modo similar a los dos anteriores, cuéntanos de qué va este trabajo en el que te has embarcado.
—Voy a explicar de manera lo más reducida posible su contenido. De entrada, quiero apuntar que el libro hace un recorrido por la historia andalucista de la ciudad de Córdoba; una historia, por desgracia, bastante desconocida por los propios andaluces y mucho menos conocida por el resto del Estado español. Precisamente, esta falta de conocimiento es la que me hizo escribir la obra, sobre todo, pensando en la juventud para contribuir a la conciencia de lo que somos: un pueblo con identidad histórica, identidad cultural e identidad política.
—¿Quién ha editado y cómo está estructurado el libro?
—Este trabajo ha sido editado por Utopía Libros. Con respecto a su estructura, tengo que apuntar que en él se invita a realizar un itinerario a través de diecinueve paradas de importante significación para la historia del andalucismo, desde el intento del Duque de Medina Sidonia, en 1641, de crear el reino independiente de Andalucía hasta la manifestación soberanista con motivo del 4 de diciembre de 2019, pasando por el Pacto Federal Andaluz de 1869, la II Asamblea Andalucista de marzo de 1919 presidida por Blas Infante, la Asamblea Andalucista celebrada en el Círculo de la Amistad en 1933 o la gran manifestación del 4 de diciembre de 1977 en la que participaron alrededor de 100.000 personas por las calles céntricas de Córdoba, para pedir una autonomía plena y el reconocimiento de Andalucía como nación soberana dentro del Estado español.
Cada hito presenta una redacción breve que se complementa en el último capítulo del libro titulado “Más Información”, con lo que pretendo una lectura rápida y cómoda para adquirir unos conocimientos básicos. En definitiva, una obra con una pedagogía que facilita el acceso de cualquier persona sin depender del nivel formativo que tengan.
—En la presentación en el Rectorado te acompañó Isidoro Moreno, un reputado antropólogo y gran conocedor de las raíces populares andaluzas. ¿Cuál ha sido su aportación en este trabajo con planteamientos pedagógicos?
—Tengo que apuntar que, efectivamente, Isidoro Moreno, catedrático de Antropología de la Universidad de Sevilla, no solo me hizo el prólogo si no que tuve el honor de que realizara la corrección de la obra. Por otro lado, es cierto que el libro termina ofreciendo una serie de actividades pensando en el alumnado de Educación Secundaria e, incluso, universitario, para que una vez terminado el recorrido estuviera complementado con una serie de propuestas que incidan en el conocimiento del andalucismo.
Esta es la razón por la que tengo esperanza de que el libro llegue a los centros educativos y ver a grupos de chavales recorriendo la Córdoba Blanquiverde. En el fondo, soy de los que piensan que solo si conocemos podemos llegar a amar.
—¿Por qué crees que conviene que seamos andalucistas, tal como sugieres en el subtítulo del libro?
—Antes de nada, debo apuntar que cada persona es de una familia y un lugar. El espacio, la tierra en que nacemos es fundamental para nuestro desarrollo. Nos aporta la manera de ser, la cultura; un medio ambiente determinado por su clima, vegetación, orografía… Un habla o unas hablas características de donde nacemos, en este caso las hablas andaluzas.
No podemos olvidar que somos un pueblo, el andaluz, caracterizado por su mestizaje debido a una historia riquísima. Fuimos la cuna de Tartessos, una de las provincias romanas más destacadas: la Bética. Nos convertimos en un imperio con al-Ándalus, llegando a ser el primer renacimiento europeo. Luego nos conquistó el reino de Castilla a partir del siglo XIII y comenzó nuestra decadencia, aunque no todo fueron sombras. Recordemos el siglo XVI en que Sevilla se convierte en la ciudad más importante de Europa. Sin embargo, el integrismo religioso y político de la monarquía castellana causó muchas muertes y expulsiones: los judíos en el siglo XV, los moriscos en el XVII, los gitanos fueron perseguidos en el XVIII. Esta política excluyente y genocida, no olvidemos la Inquisición que mató a miles de personas, nos desalmó y empobreció.
—Apuntas decadencia a partir de los Reyes Católicos. ¿Cuándo empieza el renacer o despertar de Andalucía?
—Entiendo que el siglo XIX nos trajo un despertar, por lo que empezamos a sentirnos ciudadanos por encima de súbditos y a reconocer nuestra historia y cultura. Así, en el año 1835 se celebró la Junta Suprema de Andújar, donde nos reconocemos como un pueblo soberano. A partir de ahí se va construyendo el andalucismo a lo largo de dos siglos.
En la Primera República se llegó a cristalizar el Estado Republicano Federal, que poco duró debido a los generales golpistas. Igual pasó con la Segunda República que, cuando estaba a punto de ser aprobado el Estatuto de Autonomía de Andalucía previsto para septiembre de 1936, el golpe fascista del 18 de julio lo impidió. Asesinando a miles de andaluces, entre ellos el gran poeta Federico García Lorca y al Padre de la Patria Andaluza Blas Infante, los dos con la firma de ejecución del “carnicero” de Sevilla, el general Queipo de Llano.
—Una vez que acaba la dictadura franquista y nos ubicamos en la democracia, ¿cuáles son los hitos más relevantes del andalucismo?
—Considero que las grandes manifestaciones que recorrieron las capitales andaluzas y otras ciudades como Barcelona supusieron un aldabonazo al andalucismo. Más de un millón y medio de personas salimos a la calle pidiendo soberanía y dignidad para que la plaga del empobrecimiento social que padecía, y sigue padeciendo, Andalucía terminase. Este hito forzó a cambiar la Constitución y convocar un referéndum el 28 de febrero de 1980 para que el pueblo andaluz determinase qué tipo de autonomía quería. Y, mayoritariamente, dijo: la plena, la del artículo 151 de la Constitución. Solo por este hecho de nuestra historia más reciente, Andalucía, el pueblo andaluz, demostró ser una nación o nacionalidad como recoge el Estatuto de Autonomía.
—¿Cómo crees que se puede dar voz al andalucismo y a las necesidades del pueblo andaluz en estos tiempos?
—Necesitamos tener nuestra propia portavocía en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento Europeo. Los partidos centralistas nunca atenderán con especial atención los intereses del pueblo andaluz. Cataluña, Euskadi, Galicia, incluso Canarias, son fundamentales para la gobernanza del Estado y de las necesidades de sus diferentes autonomías. Andalucía con 61 diputados no se oye, no se le tiene en cuenta. Los 61 diputados están a las órdenes de los intereses de los partidos mayoritarios.
En los últimos años vuelve a estar en auge el andalucismo, puesto que todos los partidos se suman a este carro menos el ultraderechista Vox. Hasta el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla se ha inventado el día de la bandera para festejar el 4D, cuando el 4D es el día soberano de la Nación Andaluza. Feminismo, Ecologismo, Laicismo, Andalucismo… todos hacen gala de ello, pero mucho me temo que son palabras huecas utilizadas para los intereses de los grandes partidos.
Por otra parte, está surgiendo un movimiento cultural muy interesante en torno al andalucismo: grupos musicales, artísticos… tienen el andalucismo por bandera. Muchos de ellos formados por gente muy joven. Ojalá pronto tengamos un partido andaluz lo suficientemente fuerte para que sea el portavoz y ejecutor de cara a solucionar los problemas de Andalucía.
—No quisiera que cerráramos esta charla sin hablar de las magníficas ilustraciones ha realizado ese gran ilustrador que es Goval. ¿Qué valor le concedes a que Goval te haya realizado tanto el dibujo de la portada como los 19 que aparecen en el interior, asociados a distintos lugares de la ciudad de Córdoba?
—Goval es un amigo que, si lo llamas, aunque no lo deje todo, responde. A mí me respondió cuando lo invité a que realizara las ilustraciones del libro Los Obispos de la Mezquita, que quedaron magníficas, con su buen hacer, su ironía y crítica en la que demuestra que “una imagen vale más que mil palabras”.
Aceptó participar en esta segunda invitación con el libro recién editado La Córdoba Blanquiverde. Anteriormente había conocido su colección de la Córdoba líquida y me gustó tanto que le propuse que ilustrase el libro con su colección. Se puso manos a la obra y han quedado unos dibujos excelentes, con su maestría única, que acompañan a cada hito andalucista. Es espectacular el del Puente Romano que recoge el momento de la manifestación de 2019 repleto de gente con sus banderas andaluzas, con las arbonaidas, que es la única ilustración con personas; estando ausentes en el resto de sus dibujos. Goval califica su participación en el libro como la encarnación de su Córdoba líquida.
Me siento muy satisfecho y agradecido por su colaboración en mis dos últimos libros, por lo que considero que es, prácticamente, coautor de los mismos.
—Aparte de que puede adquirirse el libro por internet, ¿en qué librerías de Córdoba se puede encontrar?
—Como bien dices, en internet se puede encontrar en cualquier plataforma. Además, se puede adquirir en cualquier ciudad a través de las librerías, supongo que la mayoría a través de pedidos previos. En Córdoba principalmente en la librería de la editorial Utopía Libros domiciliada en la plaza de las Beatillas, en el popular barrio de San Agustín. Editorial que con mucho cariño y acogida ha hecho posible que este libro vea la luz en un mes tan andalucista como diciembre de 2023.
—Para cerrar este grato encuentro, te cedo la palabra por si quieres añadir algo que no se haya dicho.
—Solamente, quisiera agradecerte, amigo Aureliano, la oportunidad que me das para asomarme a estos balcones de editoriales que recorren nuestra geografía, así como a Andalucía Digital por la publicación de esta entrevista que, finalmente, la hemos hecho en dos partes.
AURELIANO SÁINZ
FOTOGRAFÍA: AURELIANO SÁINZ
FOTOGRAFÍA: AURELIANO SÁINZ