Normalmente en esta sección comento varios discos que mantienen alguna relación entre ellos. Sin embargo, en esta ocasión, me voy a centrar en uno maravilloso que se publicó el 5 de marzo de 2022, es decir, a principios del año pasado. Se trata de Multitude, del belga Paul van Haver, nacido el 12 de marzo de 1985, lo que nos indica que por estas fechas ya tiene 37 años.
Este su tercer álbum y, al igual que los dos que lo preceden, está firmado por Stromae, que es un seudónimo resultado de la alteración de las sílabas que componen la palabra ‘maestro’ (stro-mae).
Para que podamos entender el significado de las letras de sus temas, cantados en lengua francesa, hay que conocer algunos datos de su biografía. Hijo de madre belga y de un padre ruandés, asesinado en el brutal genocidio hacia la población tutsi que se produjo en 1994 por instigación del gobierno de los hutus. Su padre era arquitecto y acudió en ese año a Ruanda, su lugar de origen, para cuestiones relacionadas con su profesión, sin ser consciente del peligro que asomaba entre las dos etnias mayoritarias de ese país.
Podemos imaginar el impacto que se produjo en el pequeño Paul, de 9 años, cuando conoció la muerte de su padre. Más aún, teniendo en cuenta que se informaba gráficamente de modo constante por los medios de comunicación de las terribles matanzas que se estaban produciendo en esa pequeña nación ubicada en pleno centro de África.
Lógicamente, las huellas psicológicas de este drama le son difíciles de borrar, dado que también Stromae sufre el racismo por el color de su piel en su propio país. Como bosquejo sobre su trayectoria, me parece de interés indicar que, antes de que viera la luz este tercer álbum, ya había publicado Cheese, en 2010, y Racine carrée (Raíz cuadrada), en 2013, siendo los antecedentes musicales de Multitude.
Como acabamos de ver, en la portada del disco aparece en plano tres cuartos el propio Stromae en cinco posiciones distintas, formando una especie de círculo entre las figuras, expuestas de forma simétrica y sobre un tibio fondo azul.
La carátula no lleva título. Pero lo que más llama la atención es el peinado, ya que su propio pelo está peinado de tal forma que parece un rodete que lleva en la cabeza. Los rostros del cantante miran hacia el cielo, como si esperaran recibir alguna luz que orientara al autor en su propio desconcierto anímico.
Quisiera apuntar que la revista Rockdelux, en la edición impresa especial que ha lanzado, se ha hecho eco de esta obra de arte musical que es Multitude, clasificándola como segundo mejor álbum de 2022 (cuestión con la que discrepo, ya que debería ocupar la primera posición), tras el disco de Kendrick Lamar.
Sin embargo, la canción L’enfer (El infierno) la ha destacado en el primer lugar. Conviene, pues, que veamos el vídeo para que conozcamos el tema más popular del disco. En el mismo, se cruza la voz de Stromae con el Coro de Voces Búlgaras para hablar de cuestiones relacionadas con la salud mental y los pensamientos suicidas, que el propio autor no tuvo problema en confesarlos directamente a la presentadora, Anne-Claire Coudray, del canal de la televisión francesa TF1.
Pero, sin duda, la canción con el vídeo más espectacular es la que lleva el irónico título Fils de joie (Hijo de alegría), dirigido por Henry Schofield y filmado en el Parque del Cincuentenario de Bruselas. En él, Stromae despliega toda su imaginación creativa, tanto musical como visual, para narrarnos en un país imaginario el funeral de una ‘trabajadora sexual’.
He entrecomillado ‘trabajadora sexual’, dadas las distintas orientaciones con las que se ha tratado legalmente la prostitución en países europeos. Hay un grupo, encabezado por Holanda y Alemania, en el que está legalizado el ejercicio de la prostitución y la existencia de los prostíbulos.
Otro, en cambio, caso de Suecia y Noruega, siguiendo las pautas de la abolición, sanciona a quienes la demandan, aunque su objetivo es proteger a las mujeres que la ejercen y forzar a los que buscan sexo a cambio de dinero que abandonen esta práctica.
Bélgica, país de Paul van Haver, se sitúa en una posición intermedia, es decir, que el ejercicio personal de la prostitución está regulado y legalizado, al tiempo que se encuentran prohibidos los prostíbulos. De ahí que Stromae utilice esa expresión para el espectacular y ficticio funeral de una mujer que ejerció la prostitución (en esta ficción se narra como si fuera su madre fallecida) a la que reivindica su dignidad como persona.
Puesto que en España la prostitución se encuentra en una situación alegal, y el debate entre legalización versus abolición está abierto, finalizo aquí, reiterando la maravilla que es Multitude, uno de los grandes discos de este nuevo milenio.
Este su tercer álbum y, al igual que los dos que lo preceden, está firmado por Stromae, que es un seudónimo resultado de la alteración de las sílabas que componen la palabra ‘maestro’ (stro-mae).
Para que podamos entender el significado de las letras de sus temas, cantados en lengua francesa, hay que conocer algunos datos de su biografía. Hijo de madre belga y de un padre ruandés, asesinado en el brutal genocidio hacia la población tutsi que se produjo en 1994 por instigación del gobierno de los hutus. Su padre era arquitecto y acudió en ese año a Ruanda, su lugar de origen, para cuestiones relacionadas con su profesión, sin ser consciente del peligro que asomaba entre las dos etnias mayoritarias de ese país.
Podemos imaginar el impacto que se produjo en el pequeño Paul, de 9 años, cuando conoció la muerte de su padre. Más aún, teniendo en cuenta que se informaba gráficamente de modo constante por los medios de comunicación de las terribles matanzas que se estaban produciendo en esa pequeña nación ubicada en pleno centro de África.
Lógicamente, las huellas psicológicas de este drama le son difíciles de borrar, dado que también Stromae sufre el racismo por el color de su piel en su propio país. Como bosquejo sobre su trayectoria, me parece de interés indicar que, antes de que viera la luz este tercer álbum, ya había publicado Cheese, en 2010, y Racine carrée (Raíz cuadrada), en 2013, siendo los antecedentes musicales de Multitude.
Como acabamos de ver, en la portada del disco aparece en plano tres cuartos el propio Stromae en cinco posiciones distintas, formando una especie de círculo entre las figuras, expuestas de forma simétrica y sobre un tibio fondo azul.
La carátula no lleva título. Pero lo que más llama la atención es el peinado, ya que su propio pelo está peinado de tal forma que parece un rodete que lleva en la cabeza. Los rostros del cantante miran hacia el cielo, como si esperaran recibir alguna luz que orientara al autor en su propio desconcierto anímico.
Quisiera apuntar que la revista Rockdelux, en la edición impresa especial que ha lanzado, se ha hecho eco de esta obra de arte musical que es Multitude, clasificándola como segundo mejor álbum de 2022 (cuestión con la que discrepo, ya que debería ocupar la primera posición), tras el disco de Kendrick Lamar.
Sin embargo, la canción L’enfer (El infierno) la ha destacado en el primer lugar. Conviene, pues, que veamos el vídeo para que conozcamos el tema más popular del disco. En el mismo, se cruza la voz de Stromae con el Coro de Voces Búlgaras para hablar de cuestiones relacionadas con la salud mental y los pensamientos suicidas, que el propio autor no tuvo problema en confesarlos directamente a la presentadora, Anne-Claire Coudray, del canal de la televisión francesa TF1.
Pero, sin duda, la canción con el vídeo más espectacular es la que lleva el irónico título Fils de joie (Hijo de alegría), dirigido por Henry Schofield y filmado en el Parque del Cincuentenario de Bruselas. En él, Stromae despliega toda su imaginación creativa, tanto musical como visual, para narrarnos en un país imaginario el funeral de una ‘trabajadora sexual’.
He entrecomillado ‘trabajadora sexual’, dadas las distintas orientaciones con las que se ha tratado legalmente la prostitución en países europeos. Hay un grupo, encabezado por Holanda y Alemania, en el que está legalizado el ejercicio de la prostitución y la existencia de los prostíbulos.
Otro, en cambio, caso de Suecia y Noruega, siguiendo las pautas de la abolición, sanciona a quienes la demandan, aunque su objetivo es proteger a las mujeres que la ejercen y forzar a los que buscan sexo a cambio de dinero que abandonen esta práctica.
Bélgica, país de Paul van Haver, se sitúa en una posición intermedia, es decir, que el ejercicio personal de la prostitución está regulado y legalizado, al tiempo que se encuentran prohibidos los prostíbulos. De ahí que Stromae utilice esa expresión para el espectacular y ficticio funeral de una mujer que ejerció la prostitución (en esta ficción se narra como si fuera su madre fallecida) a la que reivindica su dignidad como persona.
Puesto que en España la prostitución se encuentra en una situación alegal, y el debate entre legalización versus abolición está abierto, finalizo aquí, reiterando la maravilla que es Multitude, uno de los grandes discos de este nuevo milenio.
AURELIANO SÁINZ