Tras la vendimia de las variedades sauvignon blanc, moscatel y chardonnay –ideales para la elaboración de vinos blancos jóvenes sin crianza– y la cosecha de tintas –amparadas por el indicativo Vinos de la Tierra de Córdoba–, el marco Montilla-Moriles se afana ya, de manera prácticamente generalizada en los viñedos de toda la Denominación de Origen Protegida (DOP), en la recolección de la uva Pedro Ximénez, la variedad autóctona de la zona vitivinícola cordobesa.
Tal y como destacó ayer la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba), este año se espera una merma de producción con respecto a la campaña anterior del 30 por ciento debido, fundamentalmente, a la falta de lluvia, a la escasa floración de las cepas y a las reiteradas olas de calor que han afectado negativamente el desarrollo final de los racimos.
De este modo, si el pasado año se cerró la vendimia con un aforo de 32 millones de kilos, las previsiones de cosecha que barajan desde Asaja-Córdoba sitúan el balance en unos 24 millones, cifra que, de cumplirse, convertiría la campaña 2022 en la más baja de las dos últimas décadas.
Y es que en los últimos tiempos, la campaña más productiva fue la del 2003, con 86,1 millones de kilos de uva, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones correspondieron a la variedad Pedro Ximénez y 507.000 litros a vinos jóvenes. Desde entonces, el aforo hecho público por el Consejo Regulador sitúa en 2012 la peor cosecha de la última década, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos.
En lo que respecta a los precios, Asaja-Córdoba confirmó que las bodegas no tienen aún definido el precio del kilo de uva, si bien desde la organización agraria se mostraron confiados en que “suban notablemente para compensar el descenso de producción y que el cultivo sea viable.”
Tal y como destacó ayer la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba), este año se espera una merma de producción con respecto a la campaña anterior del 30 por ciento debido, fundamentalmente, a la falta de lluvia, a la escasa floración de las cepas y a las reiteradas olas de calor que han afectado negativamente el desarrollo final de los racimos.
De este modo, si el pasado año se cerró la vendimia con un aforo de 32 millones de kilos, las previsiones de cosecha que barajan desde Asaja-Córdoba sitúan el balance en unos 24 millones, cifra que, de cumplirse, convertiría la campaña 2022 en la más baja de las dos últimas décadas.
Y es que en los últimos tiempos, la campaña más productiva fue la del 2003, con 86,1 millones de kilos de uva, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones correspondieron a la variedad Pedro Ximénez y 507.000 litros a vinos jóvenes. Desde entonces, el aforo hecho público por el Consejo Regulador sitúa en 2012 la peor cosecha de la última década, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos.
En lo que respecta a los precios, Asaja-Córdoba confirmó que las bodegas no tienen aún definido el precio del kilo de uva, si bien desde la organización agraria se mostraron confiados en que “suban notablemente para compensar el descenso de producción y que el cultivo sea viable.”
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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