El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha detectado la presencia de orugas de esfíngidos en viñedos del marco Montilla-Moriles. La voz de alarma la ha dado el Aula de Viticultura que, a través del boletín que emite semanalmente la Agrupación para el Tratamiento Integrado en Agricultura (Atria), detalla que los primeros ejemplares de estos lepidópteros se han localizado en los pámpanos de algunas vides.
"Se trata de orugas no habituales en nuestra comarca, que proceden de las bandadas de mariposas primaverales emigrantes del Norte de África y son capaces de devorar de forma voraz las hojas de las vides", advirtió la responsable del Aula de Viticultura, Ángela Portero, quien precisó que las orugas de los esfíngidos suelen depositar sus huevos en los pámpanos o, incluso, en otras plantas.
Los técnicos del Consejo Regulador precisaron que esta "plaga polífaga", que puede atacar a otras plantas cultivadas o espontáneas próximas a viñedos, es una "vieja conocida" en la zona Montilla-Moriles, donde tradicionalmente se han venido controlando sus efectos cortando los gusanos por la mitad con unas tijeras de podar.
"Los daños no son continuados, pues solo duran una corta temporada desde final de la primavera a primeros de verano, y suelen aparecer en pequeños rodales de cepas, por lo que conviene recorrer las parcelas para localizarlos", comentó la responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador, quien desaconsejó aplicar insecticida de manera indiscriminada por la mera presencia de algunos esfíngidos en rodales de cepas.
"Se debe tratar solo cuando se observe un rodal de alguna importancia, en cuyo caso se podría aplicar un tratamiento localizado con un equipo de mochila", prescribió Ángela Portero, quien también instó a los viticultores del marco Montilla-Moriles a suspender los azufrados contra el oídio cuando las temperaturas sobrepasen los 35 grados y antes de que los racimos presenten uvas con un tamaño similar al de los guisantes.
"En todo caso, para controlar el oídio se recomienda mantener los tratamientos en pulverización, que no producen quemaduras, en los momentos sensibles de la cepa", apuntó.
"Se trata de orugas no habituales en nuestra comarca, que proceden de las bandadas de mariposas primaverales emigrantes del Norte de África y son capaces de devorar de forma voraz las hojas de las vides", advirtió la responsable del Aula de Viticultura, Ángela Portero, quien precisó que las orugas de los esfíngidos suelen depositar sus huevos en los pámpanos o, incluso, en otras plantas.
Los técnicos del Consejo Regulador precisaron que esta "plaga polífaga", que puede atacar a otras plantas cultivadas o espontáneas próximas a viñedos, es una "vieja conocida" en la zona Montilla-Moriles, donde tradicionalmente se han venido controlando sus efectos cortando los gusanos por la mitad con unas tijeras de podar.
"Los daños no son continuados, pues solo duran una corta temporada desde final de la primavera a primeros de verano, y suelen aparecer en pequeños rodales de cepas, por lo que conviene recorrer las parcelas para localizarlos", comentó la responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador, quien desaconsejó aplicar insecticida de manera indiscriminada por la mera presencia de algunos esfíngidos en rodales de cepas.
"Se debe tratar solo cuando se observe un rodal de alguna importancia, en cuyo caso se podría aplicar un tratamiento localizado con un equipo de mochila", prescribió Ángela Portero, quien también instó a los viticultores del marco Montilla-Moriles a suspender los azufrados contra el oídio cuando las temperaturas sobrepasen los 35 grados y antes de que los racimos presenten uvas con un tamaño similar al de los guisantes.
"En todo caso, para controlar el oídio se recomienda mantener los tratamientos en pulverización, que no producen quemaduras, en los momentos sensibles de la cepa", apuntó.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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