Soy andaluz pero me he criado en Cataluña, esa bendita tierra a la que emigramos allá por los años cincuenta. Aquí lo hemos hecho todo: estudiamos, trabajamos, conocimos a nuestras esposas, nos casamos, tuvimos hijos... y ahora nos han venido los nietos. ¿Qué más tenemos que demostrar a estos radicales? Queremos seguir siendo españoles y catalanes. Que no nos hagan comulgar con ruedas de molino.
Cuando viajo a mi tierra, la localidad cordobesa de Montilla, me siento montillano por los cuatro costados. No me siento extraño. Eso sí, echo en falta una parte de mi corazón que está en esta tierra, la catalana, que me ha tratado tan bien y que no la quiero perder.
Yo les preguntaría a estos radicales qué han hecho ellos verdaderamente por esta tierra. ¡La levantamos y la llevamos a todo su esplendor con nuestro esfuerzo y con el esfuerzo de los catalanes de aquella época! ¿Dónde estaban ellos cuando en nuestra juventud corríamos por la calles de Manresa con los grises detrás por defender el Estatuto de Autonomía? ¿Dónde estaban entonces los antisistema?
Que lo digan ahora, que dejen de saltarse las leyes como les da la gana, y que nos dejen tranquilos. Que se vayan con su sistema a otro sitio porque a Cataluña la están hundiendo. No entiendo cómo el Gobierno central no ha metido mano en un tema que se ha enquistado. ¡Y de qué manera! Esta gente no puede hacer lo que le venga en gana aunque tengan mayoría en el Parlamento catalán: eso no les da pie a saltarse las leyes.
Por la juventud y por el paro no hacen nada, todo les da igual. Hacer un conservatorio de música en la catedral de Barcelona y derribar el monumento Colon, eso sí que lo han propuesto; y quererse cargar el turismo, reventando las ruedas de las bicicletas de alquiler. Con eso se sienten realizados.
Lo que tendrían que hacer es sentarse y recuperar el Estatuto de Autonomía que entre todos se cargaron y arreglar las deficiencias que actualmente hay en Cataluña. Y, desde mi modesta opinión, les digo que mi familia y yo queremos seguir siendo españoles y catalanes.
Cuando viajo a mi tierra, la localidad cordobesa de Montilla, me siento montillano por los cuatro costados. No me siento extraño. Eso sí, echo en falta una parte de mi corazón que está en esta tierra, la catalana, que me ha tratado tan bien y que no la quiero perder.
Yo les preguntaría a estos radicales qué han hecho ellos verdaderamente por esta tierra. ¡La levantamos y la llevamos a todo su esplendor con nuestro esfuerzo y con el esfuerzo de los catalanes de aquella época! ¿Dónde estaban ellos cuando en nuestra juventud corríamos por la calles de Manresa con los grises detrás por defender el Estatuto de Autonomía? ¿Dónde estaban entonces los antisistema?
Que lo digan ahora, que dejen de saltarse las leyes como les da la gana, y que nos dejen tranquilos. Que se vayan con su sistema a otro sitio porque a Cataluña la están hundiendo. No entiendo cómo el Gobierno central no ha metido mano en un tema que se ha enquistado. ¡Y de qué manera! Esta gente no puede hacer lo que le venga en gana aunque tengan mayoría en el Parlamento catalán: eso no les da pie a saltarse las leyes.
Por la juventud y por el paro no hacen nada, todo les da igual. Hacer un conservatorio de música en la catedral de Barcelona y derribar el monumento Colon, eso sí que lo han propuesto; y quererse cargar el turismo, reventando las ruedas de las bicicletas de alquiler. Con eso se sienten realizados.
Lo que tendrían que hacer es sentarse y recuperar el Estatuto de Autonomía que entre todos se cargaron y arreglar las deficiencias que actualmente hay en Cataluña. Y, desde mi modesta opinión, les digo que mi familia y yo queremos seguir siendo españoles y catalanes.
JUAN NAVARRO COMINO