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Fernando Sánchez Dragó: "Sigo sintiéndome apátrida"

Novelista, ensayista y periodista, Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) ha publicado 41 libros. Adentrado ya en la década de los 80, aunque físicamente no lo aparente, solo aspira a ser inmortal. Lo cuenta en Shangri-La. El elixir de la eterna juventud, su última obra. Desaconseja el consumo de leche, sobre todo cuando le añaden orina de vaca; siempre incluye en el equipaje medias de mujer, que considera su mejor afrodisíaco; y su actual pareja, Anna Grau, no lo desmiente cuando se extiende en la descripción de las maratonianas secciones de sexo a las que la somete.



—¿Existe el elixir de la eterna juventud?

—Bueno, eterna no significa inmortal. Eterna significa ser joven mientras estés vivo. Si vives pocos años, procura vivirlos con juventud. Y si vives muchos, procura también vivirlos con juventud. Eso sí es posible.

—Adviertes al lector en las primeras páginas que este no es un libro de autoayuda, sino más bien literatura, una narración autobiográfica.

—Es una narración autobiográfica, como todos mis libros, que contiene elementos narrativos, reflexivos, de denuncia, de memoria y de transgresión.

—El libro cuenta, dices, “la intentona de llegar hasta una edad tan avanzada… con los mismos arrestos que tenía en mi juventud”.

—Hasta ahora he tenido éxito. Hago todo lo que hago con los mismos arrestos con que lo hacía a los 20 años, incluso con más arrestos.

—Recuerdo todavía cuando publicaste ‘Gárgoris y Hábidis”. ¿Qué queda de aquel Sánchez Dragó apátrida que quería romper el DNI?

—Sigo sintiéndome apátrida y sigo rompiendo el DNI. En fin, detesto el DNI, naturalmente. Pero la personalidad, el carácter, no cambian nunca. Este Sánchez Dragó con 80 años es el mismo de la foto de la solapa en la que soy bebé. A mí me sorprende leer las redacciones que escribía en el colegio con 11 o 12 años. Ya estaba hecho.

—Dices. “Se nace joven y se muere joven. Se nace viejo y se muere viejo”. ¿Entonces no hay solución?

—Sí. La juventud es una vocación. Ahora, el que no tenga esa vocación, no tiene solución. Vivirá como un viejo toda su vida.

—Mantienes que la silla de la juventud se sujeta sobre tres patas: genética, estilo de vida y carácter.

—Eso es así. Son los tres vectores, las tres ballestas que armo con este libro. Y no soy yo quien lo dice sino estudiosos de las técnicas de antienvejecimiento. El gurú más importante que hay en Estados Unidos del antienvejecimiento, cuando le preguntaron qué era no envejecer, dijo: "Actitud, actitud, actitud".

—“Sin libertad no hay elixir de la eterna juventud que valga porque la juventud es la libertad”.

—En el caldo de cultivo del elixir de la eterna juventud hay tres especias. Una es el instinto de libertad. Otra es el sentido del humor. Y otra es el sentido común. Yo he procurado en este libro que existan las tres cosas.

—Entre las pautas para cuidarse aconsejas evitar el consumo de leche. Sobre todo cuando le añaden orina de vaca.

—Y aunque no se la añadan. Es un veneno. No hay ningún mamífero que, después de la lactancia, consuma leche. Es un lavado de cerebro. Las televisiones españolas emiten 11.000 anuncios al mes de productos lácteos. La leche es un veneno vestido de blanco. No hay que beber leche de vaca nunca.

—La gente buena vive más y mejor. A excepción, claro, de los nazis que mueren con cerca de cien años y sin arrepentirse.

—Pero que vivan cien años no quiere decir que vivan mejor. Si tienen remordimientos de conciencia no pueden ser felices. Y si no eres feliz, no puedes tener salud. Eso te va carcomiendo.

—Van a comercializar una caja de pastillas con tu imagen.

—Es el proyecto de un empresario que me ha parecido divertido y a lo mejor me da dinero. Yo no sé si se va a vender un ejemplar de ese cofre. Yo no hago nada solo por dinero.

—El mejor afrodisíaco en tu caso son las medias de mujer.

—Yo he escrito bastante de las medias, pero es verdad. Cuando hago el equipaje para un viaje, meto siempre medias, liguero y tal, por si hay alguna chica que se las pueda enfundar, porque ya no las llevan.

—Para ti, el tabaco es la mayor agresión sanitaria de toda la historia de la humanidad.

—Es una de las cosas con la que coincido con la OMS. El 75 por ciento de las enfermedades, parece ser, proceden directa o indirectamente del tabaco. El tabaco es la enfermedad que se me ha llevado más amigos.

—“Con mis 80 años a cuestas he estado ocho horas follando”. Además, escribes o lees diez o doce horas todos los días. Veo que el día te viene corto.

—Es verdad. Yo necesitaría días de 48 horas. Y lo de las ocho horas follando, bueno, pregúntale a la protagonista de esas ocho horas. Te lo corroborará. (Su pareja, Anna Grau, lo corrobora con gestos y con palabras. Después sonríe).

ANTONIO LÓPEZ HIDALGO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO
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