El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha alertado ya de las primeras manchas de mildium en viñedos del marco vitivinícola cordobés. Según confirmó a Montilla Digital la responsable del Aula de Viticultura, Ángela Portero, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se detectaron el pasado 19 de mayo, como consecuencia de las lluvias que se registraron en la comarca a finales de abril.
A su vez, desde el pasado domingo, el Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura ha detectado nuevas manchas de mildium en viñedos de los términos municipales de Cabra, Montemayor, Montilla y Aguilar de la Frontera que, según Portero, corresponderían a una segunda infección a causa de las lluvias que tuvieron lugar entre el 10 y el 11 de mayo pasados.
Tal y como recomienda el último boletín de la Agrupación para el Tratamiento Integrado en Agricultura (Atria), "solo en el caso de que la viña tenga cierto nivel de ataque, con un número considerable de manchas nuevas, se recomienda tratar inmediatamente con productos antimildiu erradicantes". Por el contrario, los expertos sostienen que solo es necesario aplicar fitosanitarios "en caso de previsión de lluvias y aun cuando estén apareciendo algunas manchas de mildium".
Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
El pasado año, y gracias a la constante labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y al aliciente que representan para los viticultores de la zona los premios en metálico de los que está dotado el Concurso “Pedro Cabezuelo”, el mildium apenas afectó a un 5 por ciento de los viñedos de la DOP Montilla-Moriles.
Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Con todo, en 2016, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se detectaron el 27 de abril en la Sierra de Montilla y, un día más tarde, en la zona de Las Arenas, en La Rambla. Días más tarde se localizaron nuevos focos del hongo en Montemayor, Aguilar de la Frontera y La Rambla.
Una vez que se detecta la primera mancha, se debe evitar arrancar la hoja afectada de la cepa, alertando de inmediato a las cooperativas o al Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura, en los teléfonos 677 903 144 y 671 563 556 o a través de esta dirección de correo electrónico.
Una vez verificada la infección, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y, en caso de que sea necesario –porque se prevean lluvias inminentes o porque el mildium esté muy extendido– los viticultores pueden empezar a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
A su vez, desde el pasado domingo, el Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura ha detectado nuevas manchas de mildium en viñedos de los términos municipales de Cabra, Montemayor, Montilla y Aguilar de la Frontera que, según Portero, corresponderían a una segunda infección a causa de las lluvias que tuvieron lugar entre el 10 y el 11 de mayo pasados.
Tal y como recomienda el último boletín de la Agrupación para el Tratamiento Integrado en Agricultura (Atria), "solo en el caso de que la viña tenga cierto nivel de ataque, con un número considerable de manchas nuevas, se recomienda tratar inmediatamente con productos antimildiu erradicantes". Por el contrario, los expertos sostienen que solo es necesario aplicar fitosanitarios "en caso de previsión de lluvias y aun cuando estén apareciendo algunas manchas de mildium".
Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
El pasado año, y gracias a la constante labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y al aliciente que representan para los viticultores de la zona los premios en metálico de los que está dotado el Concurso “Pedro Cabezuelo”, el mildium apenas afectó a un 5 por ciento de los viñedos de la DOP Montilla-Moriles.
Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Con todo, en 2016, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se detectaron el 27 de abril en la Sierra de Montilla y, un día más tarde, en la zona de Las Arenas, en La Rambla. Días más tarde se localizaron nuevos focos del hongo en Montemayor, Aguilar de la Frontera y La Rambla.
Una vez que se detecta la primera mancha, se debe evitar arrancar la hoja afectada de la cepa, alertando de inmediato a las cooperativas o al Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura, en los teléfonos 677 903 144 y 671 563 556 o a través de esta dirección de correo electrónico.
Una vez verificada la infección, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y, en caso de que sea necesario –porque se prevean lluvias inminentes o porque el mildium esté muy extendido– los viticultores pueden empezar a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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