La ola de calor registrada en los últimos días en buena parte de la provincia de Córdoba ha obligado al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles a revisar a la baja las previsiones de cosecha para la vendimia 2016 y que, al inicio de las labores de recolección, situaban el aforo en 50 millones de kilos de uva blanca –lo que hubiera representado un incremento del 8 por ciento con respecto al pasado año– y de unos 7 millones de kilos de variedades tintas –un aforo similar al registrado en 2015–.
“Las primeras parcelas que se han recolectado han arrojado una producción inferior a la que se esperaba”, reconoció a La Rambla Digital el gerente del Consejo Regulador, Enrique Garrido, quien apuntó que aunque "todavía es pronto" para aventurar un resultado final, el máximo órgano de control de los vinos cordobeses espera “unos datos de cosecha similares a los del año pasado”.
De este modo, tras los primeros avances ofrecidos por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba), el Consejo Regulador se muestra ahora más cauto y confía en cerrar la vendimia 2016 con una producción cercana a los 42 millones de kilos de uva blanca, la misma que en 2015, tras la inusual ola de calor que se ha sufrido en la Campiña cordobesa en el arranque del mes de septiembre.
“Ojalá lleguemos a mantener los datos de cosecha del pasado año”, comentó Enrique Garrido, quien hizo hincapié en que un exceso de calor termina debilitando las cepas, lo que afecta de manera considerable a la maduración del fruto y a la graduación alcohólica de la uva.
En los últimos tiempos, la campaña más productiva fue la del 2003, con 86,1 millones de kilos de uva, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones correspondieron a la variedad Pedro Ximénez y 507.000 litros a vinos jóvenes. Desde entonces, el aforo hecho público por el Consejo Regulador sitúa en 2012 la peor cosecha de la última década, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos.
Sin embargo, la preocupación por el excesivo calor que se ha dejado notar en los últimos días en el marco Montilla-Moriles no es, en absoluto, compartida por la totalidad de los productores. Y es que las bodegas y lagares que elaboran vino dulce Pedro Ximénez están “encantados” –en palabras del propio Enrique Garrido– con este aumento de las temperaturas, ya que les permite acelerar el proceso en las paseras, donde los racimos de uva se extienden al sol con el objetivo de procurar su deshidratación y favorecer la concentración de sus azúcares.
“Sin embargo, para el viticultor que tiene todavía las uvas en las cepas y que está esperando que el fruto alcance la graduación idónea, este calor solo favorece al alechigamiento de los racimos”, señaló el gerente del Consejo Regulador, en referencia a ese proceso de deshidratación prematura de la uva que provocan las condiciones de temperaturas extremas como las que ha registrado la zona Montilla-Moriles en la última semana.
Una vendimia tardía
El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Francisco Zurera, destacó por su parte que “posiblemente estamos ante una de las vendimias que se van a alargar más en el tiempo”. Y es que, si el pasado año se inició la cosecha el 23 de julio, este año, la recolección mecánica de las primeras variedades de uva blanca, ideales para la elaboración de vinos jóvenes sin crianza, no empezó hasta el 3 de agosto.
“Las estimaciones que barajamos en la actualidad apuntan a que la vendimia podría alargarse hasta mediados de octubre”, señaló Francisco Zurera, quien no obstante hizo hincapié en la “extraordinaria calidad” que presenta el fruto a su entrada a los lagares y cooperativas, gracias a la labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y a iniciativas como el Concurso Pedro Cabezuelo, que incentiva la detección precoz del mildiu por parte de los viticultores de la zona Montilla-Moriles.
“La detección precoz de plagas y enfermedades representa también una forma de producción más sostenible, pues optimiza los tratamientos, reduce costes y protege el medio ambiente”, defendió el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, quien animó a los agricultores a adoptar la agricultura integrada en la vid.
Por último, Francisco Zurera valoró que el sector del vino en Montilla-Moriles “siga apostando por la modernización del viñedo y por hacerlo más competitivo”. Precisamente a través de los fondos de reestructuración y reconversión del viñedo, desde 2001 ya se han modernizado en Córdoba 2.940 hectáreas, lo que supone un 45 por ciento del total de viñedo en la provincia, con una subvención acumulada de 27,7 millones de euros, que ha favorecido a 1.090 agricultores.
“Las primeras parcelas que se han recolectado han arrojado una producción inferior a la que se esperaba”, reconoció a La Rambla Digital el gerente del Consejo Regulador, Enrique Garrido, quien apuntó que aunque "todavía es pronto" para aventurar un resultado final, el máximo órgano de control de los vinos cordobeses espera “unos datos de cosecha similares a los del año pasado”.
De este modo, tras los primeros avances ofrecidos por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba), el Consejo Regulador se muestra ahora más cauto y confía en cerrar la vendimia 2016 con una producción cercana a los 42 millones de kilos de uva blanca, la misma que en 2015, tras la inusual ola de calor que se ha sufrido en la Campiña cordobesa en el arranque del mes de septiembre.
“Ojalá lleguemos a mantener los datos de cosecha del pasado año”, comentó Enrique Garrido, quien hizo hincapié en que un exceso de calor termina debilitando las cepas, lo que afecta de manera considerable a la maduración del fruto y a la graduación alcohólica de la uva.
En los últimos tiempos, la campaña más productiva fue la del 2003, con 86,1 millones de kilos de uva, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones correspondieron a la variedad Pedro Ximénez y 507.000 litros a vinos jóvenes. Desde entonces, el aforo hecho público por el Consejo Regulador sitúa en 2012 la peor cosecha de la última década, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos.
Sin embargo, la preocupación por el excesivo calor que se ha dejado notar en los últimos días en el marco Montilla-Moriles no es, en absoluto, compartida por la totalidad de los productores. Y es que las bodegas y lagares que elaboran vino dulce Pedro Ximénez están “encantados” –en palabras del propio Enrique Garrido– con este aumento de las temperaturas, ya que les permite acelerar el proceso en las paseras, donde los racimos de uva se extienden al sol con el objetivo de procurar su deshidratación y favorecer la concentración de sus azúcares.
“Sin embargo, para el viticultor que tiene todavía las uvas en las cepas y que está esperando que el fruto alcance la graduación idónea, este calor solo favorece al alechigamiento de los racimos”, señaló el gerente del Consejo Regulador, en referencia a ese proceso de deshidratación prematura de la uva que provocan las condiciones de temperaturas extremas como las que ha registrado la zona Montilla-Moriles en la última semana.
Una vendimia tardía
El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Francisco Zurera, destacó por su parte que “posiblemente estamos ante una de las vendimias que se van a alargar más en el tiempo”. Y es que, si el pasado año se inició la cosecha el 23 de julio, este año, la recolección mecánica de las primeras variedades de uva blanca, ideales para la elaboración de vinos jóvenes sin crianza, no empezó hasta el 3 de agosto.
“Las estimaciones que barajamos en la actualidad apuntan a que la vendimia podría alargarse hasta mediados de octubre”, señaló Francisco Zurera, quien no obstante hizo hincapié en la “extraordinaria calidad” que presenta el fruto a su entrada a los lagares y cooperativas, gracias a la labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y a iniciativas como el Concurso Pedro Cabezuelo, que incentiva la detección precoz del mildiu por parte de los viticultores de la zona Montilla-Moriles.
“La detección precoz de plagas y enfermedades representa también una forma de producción más sostenible, pues optimiza los tratamientos, reduce costes y protege el medio ambiente”, defendió el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, quien animó a los agricultores a adoptar la agricultura integrada en la vid.
Por último, Francisco Zurera valoró que el sector del vino en Montilla-Moriles “siga apostando por la modernización del viñedo y por hacerlo más competitivo”. Precisamente a través de los fondos de reestructuración y reconversión del viñedo, desde 2001 ya se han modernizado en Córdoba 2.940 hectáreas, lo que supone un 45 por ciento del total de viñedo en la provincia, con una subvención acumulada de 27,7 millones de euros, que ha favorecido a 1.090 agricultores.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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